Colima, Col., 26 de julio de 2022. TecNM/DCD. Noé Ramón Anguiano Beltrán, estudiante de noveno semestre de Ingeniería en Gestión Empresarial del TecNM en Colima participará en un proyecto intercultural con jóvenes de diversos países en el municipio de Hötensleben, Alemania, para apoyar a la Border Memorial Association con los trabajos de mantenimiento y reparación del Muro de Berlín.
El destacado estudiante partirá a Alemania a finales de julio, tras haber ganado la beca Colimenses Transformando el Mundo, otorgada por la organización internacional Vive México, a través del programa “Jóvenes de Clase Mundial Colima”, y el gobierno del Estado.
En fraternidad con las juventudes del mundo, Noé colaborará en las instalaciones fronterizas: auxiliará en cortar el pasto, desmalezar y despejar las áreas adyacentes. Paralelamente el grupo llevará a cabo sesiones de análisis y reflexión sobre la división de Alemania y temas de paz, democracia y entendimiento internacional.
“Apenas regresé de Colombia me avisaron que se iba a entregar la beca Colimenses Transformando el Mundo, que yo había ganado en 2019 pero se había suspendido por la pandemia. La obtuve, entre otros requisitos, por el promedio académico, el nivel requerido de inglés y porque había estado en diversas actividades culturales de mi institución y de mi estado”, destacó el becario.
Noé formó parte del Ballet Folklórico durante el cuarto y quinto semestres
“Cuando era niño y veía en la feria a los grupos de baile regional en el Teatro del Pueblo, me decía: ‘Un día yo voy a bailar en uno de esos grupos’, me gustaba sobre todo el Son de la Iguana y el de `Los machetes’. Así que cuando entré al Tec de inmediato me apunté, y sí, la hice de ‘iguana’ y bailé ‘Los machetes’, entre otros muchos sones. Cumplí mi deseo”, expresó riendo.
“Nunca me imaginé que esta actividad me valdría para ir a Alemania. Por eso estoy convencido de que no hay que dejar de hacer lo que uno desea, porque todo te va sumando en la vida y una puerta va abriendo otras. Si te quedas quieto, no hay puertas que abrir”, aseguró.
Una historia de perseverancia y anhelos
Mirar lejos y convencerte de que llegarás. Despertar tus intereses y seguirlos. Practicar con pasión lo que te guste: deporte, cultura, aficiones. Elegir tus propósitos y comprometerte hasta cumplirlos. Ser perseverante. Saber comunicarte y hacer buenas amistades, son algunas de las máximas que conforman la filosofía de vida de Noé Anguiano, con las que ha orientado su vida desde que era adolescente, por propia intuición y por consejos de su padre.
Estudiante de Ingeniería en Gestión Empresarial, el más destacado de su generación: obtiene altas calificaciones, hizo un semestre de movilidad a Colombia, practica ciclismo de ruta a nivel competitivo, y fue uno de los elementos centrales en el grupo de danza folklórica del TecNM Colima.
El ímpetu y motivación para sacarle partido a la vida crecieron con Noé desde la infancia
“De muy chico acompañaba a mi papá a la obra para ayudarle, porque es albañil, al principio nada más lo veía y estaba cerca de él; poco a poco fui aprendiendo tareas sencillas y ya en secundaria me hice su ayudante: le arrimaba ladrillo, mezcla, agua, lo que ocupara; allí supe lo duro que es ese trabajo, con el solazo y el calorón. Me di cuenta y valoré el gran sacrificio que mi padre hacía por nosotros y sobre todo aprecié este noble oficio de la albañilería, que hasta la fecha me ha ayudado, en varias ocasiones, a pagar mis estudios”, puntualizó.
Detalló que su papá le insistía que estudiara una carrera “porque quería que tuviera una mejor vida; siempre recordaré sus palabras: ‘Hijo la única herencia que te dejaré será el estudio’, desde entonces me propuse dar lo mejor de mí en mi formación académica y personal”, aseguró.
“Me decidí entrar al Tec de Colima por su fama de formar profesionistas de alta calidad. Quería entrar a Arquitectura, porque de tanto andar en la obra era lógico que podría ser mi profesión: sabía leer planos y entendía de edificación, creí que era lo mío. Pero cuando hice los cursos propedéuticos vi que saber algo de construcción no te da la vocación de arquitecto, tenía que buscar algo que me apasionara, no sabía qué pues no tenía claro qué quería ser”, confesó.
Noé dejó pasar un año para encontrar su camino. En ese lapso se dedicó a aprender inglés, pues ya desde entonces tenía la intención de dominar ese idioma para estudiar y trabajar en el extranjero; siguió ayudando en la obra, comenzó a practicar el ciclismo de ruta y fue definiendo qué quería ser.
“Yo me veía trabajando en una empresa, en áreas de organización, de planeación, de logística, o emprendiendo un negocio propio, así que me decidí por la carrera de Ingeniería en Gestión Empresarial, ¡y no me equivoqué!”, admitió.
Conforme iban avanzando los semestres las materias le gustaban más y tomó varios cursos de emprendimiento, innovación y gestión de proyectos en Punto México Conectado, pues dijo: “no hay que quedarse solo con lo que se estudia en clases”.
Experiencia de vida en Colombia
Cuando se volvió a abrir la movilidad presencial después de la pandemia Noé no dudó y se postuló para ir a Colombia donde fue aceptado.
Estudió en la Universidad Santo Tomás -seccional Tunja, en el departamento de Tunja Boyacá, donde cursó materias de la especialidad de Logística, como cadena de suministros, logística inteligente y otras que ya había cursado en el Tecnológico: “Me interesaba conocer otras perspectivas para aprender más sobre Ingeniería de Procesos y Gestión de la Calidad”, señaló.
Para Noé, la movilidad fue un reto en varios sentidos: “Yo no había viajado más que con el equipo de ciclismo a los estados vecinos, nunca había entrado a un aeropuerto y no contaba con recursos económicos suficientes. Pero hay que saber pedir ayuda y afortunadamente la obtuve de mi familia, amigos y del Tecnológico”.
Asimismo, recuerda con especial emoción cuando sus papás lo llevaron a la central de autobuses: “se nos hacía casi imposible que me iría todo un semestre a otro país. Mi papá hasta lloró en la despedida, mi mamá no, a la ‘mera hora’ fue más entera. Me dieron sus recomendaciones, su bendición y me fui también con un nudo en la garganta y muchas emociones encontradas”, admitió.
Sin embargo, Anguiano nunca imaginó que una experiencia de movilidad significara tanto. “Es algo que, recomiendo ampliamente, aprendes a moverte, a hacer amigos, a acoplarte a las circunstancias, se abre un mundo enorme de enseñanzas y retos que finalmente te dejan, además del aprendizaje académico, una muy valiosa experiencia de vida, se hacen amigos de diferentes países, conoces otras culturas, otras formas de vida, en unos cuantos meses te cambia el mundo”, garantizó.
Una de sus grandes satisfacciones: “Haber ayudado económicamente y con mano de obra a mi padre a poner techo de cemento a la cocina de la casa. Hasta hace tres años era de lámina y cada que llovía se nos metía el agua”.
¿Qué le ha dado el TecNM? “Me ha hecho crecer y llegar donde no hubiera creído, me ha despertado las ganas, la determinación de seguir adelante. Aquí se me quitó la pena de hablar en público. Aprendí a buscar soluciones, a trabajar en equipo, a proyectar un futuro”.
¿Qué sigue? “Al concluir la carrera buscaré trabajar en Canadá o Estados Unidos. Me veo como un buen líder en una empresa gestionando proyectos de logística y, después, regresaría a México a poner mi propio negocio”.
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